JOSÉ VELÁZQUEZ-GAZTELU ZAPATA. HISTORIA DE UNA TENERÍA, MOLINO VIEJO, CASA, MOLINO NUEVO, BODEGA Y DESTILERÍA EN EL BARRIO BAJO DE ARCOS DE LA FRONTERA.
David, Libro de los Salmos. Salmo 104
"Él hace sacar el pan de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre y el aceite que hace lucir el rostro . . ."
Foto: Dones de la cultura mediterránea.
Durante el siglo XIX la industria de la harina de trigo, del aceite de oliva y del vino, dones de la cultura mediterránea, constituía una de las mayores riquezas existentes en toda Andalucía, y en particular, en la zona que nos ocupa: Arcos de la Frontera.
El historiador y presbítero arcense Pedro de Gamaça Romero de Aragón, en su Descripcion de la mvy noble y leal civdad de Arcos de la Frontera escribía en 1634 refiriéndose a la fertilidad de sus campos . . .fon de mucho aprouechamiento de todo lo neceffario, de todos ganados, pan, vino, azeite, y paffa (pasa de uva) en tanta abundancia, que deftas cofas fe faca cantidad mucho para los lugares comarcanos, y de la cofta: azeite y paffa fe lleua cātidad a las Indias Occidentales, y regiones Setētrionales. . .
A finales del siglo XIX Arcos contaba con 16.215 ha destinadas al cultivo de cereales (trigo, cebada, maíz), existiendo 14 molinos harineros ubicados en las márgenes de los ríos Guadalete, Majaceite y algunos arroyos cuyo caudal permitía el movimiento de las piedras para la molienda. Los principales molinos harineros eran: Algarrobo, Molina, Nuevo, La Hoce, San Antón y Valdespino y ocho más de menor importancia. El molino del Algarrobo o Aceña del Garrobo, último molino activo, estuvo funcionando hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX regentado por Lorenzo Perdigones.
Foto: Bodeguita familiar en los alrededores de Arcos en la actualidad.
Mientras que en algunos lugares próximos como Jerez, El Puerto, Chiclana, etc. los olivares, y en consecuencia los molinos aceiteros, desaparecieron a causa de la sustitución de éstos por infinidad de viñedos y bodegas, en la zona de Arcos, estos olivares y molinos se conservaron formando parte fundamental de la economía local.
Fotos: Restos actuales de antiguos molinos aceiteros en el Barrio Bajo.
También jugaban un importante papel, en nuestra ciudad, las fábricas de corcho. En la ya mencionada Descripcion de la mvy noble y leal civdad de Arcos de la Frontera del historiador Pedro de Gamaça, refiriéndose al término municipal de esta ciudad, escribía: . . . Deftos montes fe faca mucha corcha para Sevilla, y regiones Setētrionales, Flandes, e Inglaterra . Sus 183.424 alcornoques que en el año 1803 existían en Arcos, producían corcho que era transformado en tapones para las botellas de vino de Jerez, El Puerto de Santa María, Sevilla y otras poblaciones, así como en planchas que se exportaban a Alemania, Rusia, Inglaterra y Bélgica. La última de estas fábricas, ya desaparecida, la creó Juan Ferrer Jordá y continuaron con su explotación sus descendientes hasta mediados del s. XX.
Por la riqueza en excelentes terrenos arcillosos de óptima calidad en nuestra ciudad, eran también muy famosas las fábricas de ladrillos, tejas, cántaros, búcaros, tinajas y todo tipo de productos cerámicos, que se exportaban a multitud de localidades, siendo la fábrica más importante a finales del XIX la que estableció Miguel Troncoso Real y, posteriormente, las fábricas de la familia Armario, que tuvieron su apogeo en el último cuarto del siglo XX, subsistiendo hasta finales de dicho siglo.
El Barrio Bajo: "Un polígono industrial"
La mayoría de las industrias arcenses en el siglo XVIII, hasta mediados del XX: tenerías, molinos aceiteros, fábricas de corcho, cantarerías, tejares, ladrillares, fábricas de aceite de orujo, fábricas de jabón, molinos de harina, fábricas de tejidos de lana y batanes, estaban ubicadas en el Barrio Bajo, pues esta zona reunía las condiciones idóneas para ello.
Foto: Chimenea de una antigua fábrica de aceite de orujo que actualmente existe en el Barrio Bajo.
También el río Guadalete era la “máquina" que movía en el Barrio Bajo las piedras de dos de los molinos harineros más importantes de Arcos: Algarrobo y Valdespino.
Fotos: "La Teta de la Peña" en la actualidad. Se observa un gran bloque de roca a punto de desprenderse.
BIOGRAFÍA
Foto: Retrato de José Velázquez-Gaztelu Zapata.
José María Velázquez-Gaztelu Zapata (en lo sucesivo José), nació en Arcos de la Frontera, el día 24 de Abril de 1844 a las 3 y media de la tarde y se bautizó en esta localidad, siendo su padrino su tío político José Manuel Peñalver Valiente, Abogado, Intendente Provincial Honorario, Alcalde de Arcos en 1840 y en 1843, Propietario y Ganadero de reses bravas. El padre de José, Juan Pedro Velázquez-Gaztelu Angulo, era Licenciado en Jurisprudencia, Intendente Provincial Honorario, Caballero de la Real Maestranza de Sevilla, Fiscal del Tribunal de Comercio de Cádiz, Vocal de la Comisión de estadística de la provincia de Cádiz y fue Alcalde de Sanlúcar de Barrameda. Su madre, María Josefa Zapata Bravo, era descendiente de una noble y conocida familia arcense. María Josefa era propietaria de importantes fincas en Arcos: La Pedrosa, Dehesa del Drago, Cortijo del Matite, casa en calle Corredera, actual nº 6 y parte de la casa calle Gradas nº 7, actualmente propiedad de la familia Velázquez-Gaztelu Vecina. A raiz de la muerte de su marido, el día 1 de Julio de 1879, contrajo segundas nupcias con Nicomedes Bazo Bravo, abogado de Jerez de la Frontera, el día 21 de julio de 1880. No tuvieron descendencia.
José se graduó de Bachiller en Artes en el Instituto de segunda enseñanza de Jerez de la Frontera, el 18 de junio de 1860, con la calificación de sobresaliente. El 10 de junio de 1864 se graduó de Bachiller en la Facultad de Derecho de Sevilla, Sección de Derecho Civil y Canónico, también con la calificación de sobresaliente. El 17 de junio del mismo año en esa Facultad, se graduó de Bachiller Sección de Derecho Administrativo con la misma calificación. El 19 de junio de 1868, con 24 años de edad, fue nombrado Juez de Paz del distrito sevillano de San Román, y el 9 de octubre del mismo año del distrito de El Salvador. El 17 de diciembre de 1870, con 26 años, obtiene el Doctorado en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Sevilla. El 20 de diciembre de ese año fue nombrado Abogado Fiscal sustituto de la Audiencia de esa capital. El 8 de febrero de 1880 fue elegido Secretario de la Sociedad especial minera Nuestra Señora de los Reyes de Sevilla que quedó disuelta el 16 de octubre de 1882. Hombre de gran cultura, magnífico Empresario agrícola y ganadero, inteligente Industrial y un infatigable Emprendedor.
José contrajo matrimonio con María del Carmen Isabel Caballero-Infante Zuazo, (en lo sucesivo Isabel, como le llamaban familiarmente), en Sevilla el día 1 de Noviembre de 1873, en la Iglesia parroquial del Arcángel Sr. San Miguel, libro 10º de desposorios, al folio 122 vuelto. Ofició la ceremonia su primo, el presbítero Fernando Veas (García de Veas) Zapata, entonces cura coadjutor de la iglesia parroquial del protomártir San Esteban. Fueron sus testigos: el General Bassols, su tío José Velázquez-Gaztelu Angulo y Ángel Vera Arboleya, Abogado y Apoderado de la familia. Después de contraer matrimonio se fueron al Puerto de Santa María de luna de miel.
Isabel nació el 30 de mayo de 1851 en el entonces suntuoso barrio residencial de El Cerro, en La Habana (Cuba), hoy municipio. Se bautizó el 21 de junio de 1851 en la iglesia de El Salvador del Mundo en el Cerro, La Habana, libro 3 de bautismos de españoles al folio 20. Hija de Francisco de Paula Caballero-Infante Baptista-Pau, Abogado, Oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho de la Gobernación, Contador Principal de Propios, Lancero voluntario del escuadrón de Isabel II de Barcelona, Alcalde Mayor de la villa de Quesada y de Don Benito, Alcalde Mayor Interino del partido de Marchena y del de Segura de la Sierra, Relator de la Real Audiencia Pretorial de la Habana. La madre de Isabel, Juana Zuazo Zuazo, descendía de la familia de los Marqueses de Almeiras y fue Condesa de Tarifa por su segundo matrimonio con Francisco Oliver-Copons Asprer. Isabel fue una exquisita poetisa con una refinada cultura.
Foto izquierda. Los hijos de José e Isabel: María Josefa, José María y Juan José vestidos de majos. Foto de estudio de A. Rodríguez de Sevilla. Entorno al año 1888.
Foto derecha: Juan José, sus padres José e Isabel y Francisco Javier con su niñera. Autor desconocido. Sobre el año 1900.
José e Isabel tuvieron los siguientes hijos:
José María (Sevilla, 18/12/1876-Jerez de la Frontera, 17/12/1945, aunque fue enterrado en Arcos de la Frontera. Fue el continuador de todos los negocios de su padre);
María del Carmen (Sevilla, 02/08/1878- El Puerto de Santa María, 14/08/1879);
Juan José (Sevilla, 28/01/1882- Arcos de la Frontera, 18/12/1961);
María Josefa (Sevilla, 28/02/1883-Arcos de la Frontera, 20/09/1970);
María Gertrudis (Sevilla, 19/04/1884-Sevilla, 30/07/1886);
Francisco José (Sevilla, 31/05/1885- Sevilla, 25/07/1886) y
Francisco Javier (Sevilla, 07/03/1888-Arcos de la Frontera, 07/08/1912).
Foto: José María, su padre José, Piedra Salazar (Chacha Piedra, ama de cría de José María y Juan José) y su marido José María Villegas, contable del Torilejo y del Molino, abuelos maternos de Don Paquito Entrabasaguas y Villegas. Entorno a 1880. Autor desconocido.
A raíz de su matrimonio, en 1873, José e Isabel fijaron su residencia en Sevilla, en calle Armas nº 21, después vivieron en calle San Eloy nº 16 y últimamente en calle Calcetas nº 3. Las visitas que efectuaban a Arcos eran esporádicas y por motivos familiares. Aquí residía su madre, María Josefa Zapata Bravo, su padrastro, Nicomedes Bazo Bravo, sus familiares: Zapata, Virués de Segovia y García de Veas. No es hasta 1879, año en el cual heredaron de su tía Isabel Zapata Bravo, cuando viajaron con más frecuencia a Arcos con el propósito de reactivar el Molino Viejo heredado, edificar una gran casa en el antiguo y obsoleto edificio de la vieja tenería y construir un molino aceitero que llamaron el Molino Nuevo o Molino del Puente.
José falleció en Arcos de la Frontera el día 4 de julio de 1908 en la casa del Barrio Bajo y enterrado en el cementerio de San Miguel de esta localidad en el panteón familiar de los Velázquez-Gaztelu.
Isabel murió en Sanlúcar de Barrameda, mientras veraneaba, el día 22 de Agosto de 1902.
Comenzamos por la Tenería, ya que este edificio, aunque se encontraba en muy mal estado de conservación, sirvió de base para la construcción de la casa y del pequeño complejo industrial que levantó José.
Reseña Histórica.
El inmueble que ocupaba la tenería, a principios del siglo XIX, era propiedad del presbítero Pedro José Zapata Caro. En 1829 éste se la dejó en herencia a su sobrina Mercedes García de Veas Zapata. En 1847 José Manuel Peñalver Valiente la adquirió por compra, en 20.000 reales, a Mercedes García de Veas Zapata. En 1879 José adquirió, por herencia de sus tíos y padrinos José Manuel Peñalver Valiente e Isabel Zapata Bravo, una cuarta parte de la tenería y, diez años más tarde, adquirió, a través de compras a los 15 hijos de Joaquina Zapata Bravo, que también eran herederos de Peñalver, las tres cuartas partes restantes.
Descripción de la Tenería.
El 30 de abril de 1878, el Maestro de obras públicas de Arcos, Manuel García de Soria Espinosa, hizo una descripción de la tenería, cuando ya no funcionaba como tal, en los siguientes términos: Parte del edificio marcado con el número dos extramuros de esta Ciudad que fue fábrica de curtidos y forma la crujía de fachada principal, el costado derecho y mitad de la crujía del fondo. La entrada, patio y pozo son de servicio ordinario. Ocupa una extensión superficial de cuatrocientos treinta metros cuadrados. Es de dos pisos de altura, distribuidos en la forma siguiente, sala y alcoba, zaguán y trabajadero en crujía de fachada principal, patio de noques y escalera, cuadras y escalera en el costado derecho. Molino y trojes para el curtido en crujía del fondo. El alto: secadero en la fachada principal y pajar sobre cuadras. Es de fábrica antigua y en buen estado. Linde el todo del edificio su fachada principal a el Sur. Por derecha forma ángulo a la calle Hospital, izq. Callejuela sin nombre y por espalda, solar en alberca del Sr. D. José Manuel de Peñalver. Y en atención a su estado y demás cond. se tasa en 20.000 reales.
Foto: Detalle de la cromolitografía de Seherzinger, donde se observa, por encima del Molino de los Canónigos, el tejado de la tenería en forma de "L" y la torre de contrapeso encalada del Molino Viejo, que existe actualmente. Archivo Velázquez-Gaztelu Vecina.
Comparando la tenería con la actual casa, propiedad de las familias de las Cuevas y Ruiz de las Cuevas, podemos describirla de la siguiente manera: La entrada era la misma que la de la casa en la actualidad, con el zaguán. Pasado éste y entrando en el edificio, a la izquierda, había: una escalera de subida al piso alto, una sala y una alcoba, donde vivió el Tío Río, que fue el último de los caseros de esta fábrica, allá sobre el año 1830. A la derecha, según se entraba al edificio, estaba el trabajadero, donde se preparaban las pieles, quitándoles el pelo, grasas y restos de carne.
Después se introducían en los materiales curtientes, operación que se realizaba en el patio de noques, actual patio de la casa. En la crujía del fondo de este patio se encontraba el Molino de aceite que llamaremos “Molino Viejo” y las trojes de la tenería. Volviendo a la entrada del edificio, a la derecha, en el piso bajo, formando ángulo con el trabajadero, lindando con la Callejuela y frente a la Fábrica de corcho de la familia Ferrer, estaban las cuadras y otra escalera. En el piso alto se encontraban los secaderos de pieles, que ocupaban la fachada principal, y un pajar encima de las mencionadas cuadras. Todo el edificio estaba techado con cubiertas de tejas a dos aguas.
Cuando José e Isabel heredaron la Fábrica de curtidos o Tenería, hacía años que no funcionaba como tal, encontrándose en un estado casi ruinoso. Los primeros años alquilaban sus habitaciones bajas como vivienda en la cantidad de 7,50 reales mensuales, pero el último inquilino, que no era de Arcos, desapareció dejando a deber varias mensualidades. En 1891 comenzaron las obras tanto de la Casa en la Tenería, como las del Molino Nuevo. Se aprovecharon los gruesos muros de la fábrica, se cambiaron las cubiertas por nuevos techos con vigas de hierro acerado y se rehabilitó para convertirla en la hermosa vivienda que actualmente existe en la plaza José y Jesús de las Cuevas nº 1 en Arcos de la Frontera.
EL MOLINO VIEJO
Adquisición del Molino Viejo.
José adquirió la propiedad de este inmueble de una manera mucho más sencilla que la propiedad de la tenería. A finales del siglo XVIII, el propietario del molino: Manuel Zapata Vidal, lo dejó en herencia a sus hijos: Pedro José, Juan y Ana Zapata Caro. Los sobrinos e hijos de éstos lo vendieron en 1822 a nuestro abuelo en cuarto grado José María Zapata Bueno y éste lo legó a su hija Isabel Zapata Bravo, esposa de José Manuel Peñalver Valiente. Al ser éstos los padrinos de José, se lo dejaron en herencia el 30 de Mayo de 1879.
Descripción e historia.
Foto: Molino antiguo de piedra de aro en el Barrio bajo de Arcos. Autor: José María de las Cuevas Olivares. Archivo Ruiz de las Cuevas.El Molino Viejo, en su origen, era un molino muy primitivo, llamado molino de sangre, con la técnica de prensa de viga y quintal, con husillo en el extremo de la viga y con su correspondiente torre de contrapeso almenada. Para la molturación de la aceituna, poseía una sola piedra en forma de rueda, llamada "piedra de aro", que verticalmente rodaba y giraba sobre otra piedra fija de la misma forma y en posición horizontal, llamada "solero". El mecanismo estaba accionado por un mulo con antojeras, que hacía sonar sonar sus campanillas al ponerse en movimiento y se turnaba con otro cada tres horas.
Foto: Extremo de la viga con el husillo y quintal. Autor: José María de las Cuevas Olivares. Archivo Ruiz de las Cuevas.A continuación venía la prensada que se efectuaba con una larga y fuerte viga de madera que actuaba en forma de palanca de segundo género que bajaba o subía con ayuda del quintal y por medio del mecanismo de un husillo, también de madera, en forma de tornillo.
Debajo de la viga o palanca se colocaban pilas de capachos o "redores" de esparto conteniendo la aceituna ya molturada. Al efectuar la prensada con la pesada viga, se vertía sobre los capachos agua caliente, el líquido caía por su peso en las tinajas o pilas de decantación enterradas en el suelo, donde se separaba en un proceso natural por un lado el aceite y por otro el agua de la aceituna o alpechín, ya que el aceite, al pesar menos que el alpechín, subía a la superficie. La torre de contrapeso cumplía la función de anular o contrarrestar los empujes que sufría hacía arriba el extremo de la viga cuando se efectuaba la prensada. Dicha torre era maciza y estaba rematada por almenas. La torre de contrapeso del Molino Viejo se conserva en la actualidad en la casa del Barrio Bajo propiedad de la familia de las Cuevas.
Foto: Torre de contrapeso del Molino Viejo en la actualidad en la casa de la familia de las Cuevas.Descripción del Molino
Viejo según documento de fecha 5 de octubre de 1871.
Un molino de aceite sito en el Barrio Bajo de esta ciudad, cuyo valor de albañilería, carpintería, piedra y tinajas de uso, asciende, según los aprecios a cincuenta y tres mil trescientas treinta y ocho reales.
Los linderos del Molino de aceite sito en el Llano de la Caridad del Barrio Bajo de esta ciudad señalado con el número diez de gobierno antiguo y uno moderno, son: al Norte , o sea, por el fondo de dicho molino, con solar que fue de la fábrica del Sr. San Pedro, hoy de Dn. Manuel de Peñalver, por el Este, o sea, por la derecha entrando en el edificio, con calle del Hospital, por el Sur, a donde da su fachada principal, con el Llano de la Caridad, junto al Puente, y por el Oeste, con la tenería de Don José Peñalver, que forma parte del edificio, el que mide una extensión superficial de trescientos cuatro metros veinte y dos decímetros cuadrados, en donde se hallan todas las oficinas necesarias para la elaboración del aceite.
El olivar "El Torilejo". Incendio en la choza de los pastores.
El Torilejo era un gran olivar adquirido por José durante su matrimonio, por herencia de su tía Isabel Zapata Bravo de Peñalver en el año 1879, situado en el lugar llamado Lomo de Alcalá, en el término de Arcos de la Frontera, de cabida 194,25 aranzadas, valorada, por entonces, en 62.438,84 pesetas. Asimismo José heredó de su tía Isabel dos matas de olivar lindantes con el Torilejo llamadas Los Agustinos Bajos de 51 aranzadas y Mata del Cristo de 4,82 aranzadas, valoradas en 17.095,50 y 717,- pesetas respectivamente. Estos olivares eran los que surtían de aceituna al Molino Viejo y, posteriormente, al Molino Nuevo o Molino del Puente.
Foto: En el olivar del Torilejo, un grupo de jornaleros, en plena cogida de la aceituna, haciendo un descanso para comer. Finales del s. XIX - principios del s. XX. Autor Francisco Caballero-Infante Soldado. Archivo Velázquez-Gaztelu Vecina.
Durante los tres primeros años que tuvo José el Molino Viejo, lo arrendó a razón de 1.100 reales anuales y vendía la aceituna del olivar El Torilejo que, junto con los agregados, en 1885 poseía 10.384 pies de olivos, 406 estacas y 831 marras. La primera vez que hizo funcionar el molino, fue el 6 de noviembre de 1883 con 1.300 fanegas de aceitunas que resultaron cogidas del mencionado olivar.
El día 1 de junio de 1885 en el Torilejo ocurrió un tristísimo suceso que llegó a ser una verdadera tragedia. José lo narró así: 1 de junio de 1885 - En la madrugada de este día se incendió la choza de los pastores en el olivar del Torilejo en Arcos, pereciendo abrasada por las llamas la mujer y dos hijos del pastor Caro y los tres niños del borreguero Benítez. Total 6 cadáveres. Caro el pastor también resultó con grandes quemaduras.
Obras en el Molino Viejo.
En octubre de 1884 se unió el Corral de la calle Hospital con el Molino. Dicho corral, anexo al Molino, también fue heredado de su tía Isabel Zapata de Peñalver y se hicieron obras en él cuyo coste ascendió a 3.983 reales de vellón. El 4 de noviembre de 1884 se abrió el Molino finalizando el 14 de enero siguiente, dejando molidas 1.240 fanegas de aceitunas de su propiedad y 473 fanegas de varios a maquila, produciendo 998 @ y 9 libras y media de aceite. En el verano de 1885 al Molino Viejo se le hicieron importantes reformas: Se cambió la rula, la caldera, el alfanje y algunas maderas. Estas piezas venían desde Sevilla hasta Jerez en tren, y desde Arcos iban en carros a recogerlas hasta el Molino.
El 12 de setiembre de 1885 se concluyó la obra del Molino Viejo, y ese año fue muy bueno para los olivares. Anotó José: 31 de diciembre de 1885.- La cosecha de aceitunas del Torilejo fue buena resultando 1.637 fanegas y media, en cambio nos robaron 4 mulas y se partió el plato de la máquina.
El Criado Pedro Bocio.
Por esas fechas José tenía un criado de toda confianza llamado Pedro Bocio. Si José iba a Sevilla, Pedro iba con él. Si iba al campo, también lo acompañaba Pedro. Si tenía que hacer una gestión en el Ayuntamiento, allá iba Pedro con José. Se fue de temporada a los Baños de Gigonza, José se llevó a su criado Pedro. Al entierro del Conde de Tarifa en Madrid, también su criado acompañó a José. Eran tales las buenas relaciones que tenían, que José nombró a Pedro encargado al frente del Molino Viejo. Transcribimos una curiosa carta de Pedro Bocio, de fecha 8 de agosto de 1882 desde Arcos, dirigida a José e Isabel, que estaban en Sevilla. Al referirse al “niño” o “Juanito” alude a Juan José Velázquez-Gaztelu Caballero-Infante, hijo de José e Isabel. Pedro se encontraba en Arcos, en la casa del Barrio Bajo, done vivía, como persona de confianza y al cuidado de ella. La carta dice literalmente así:
Apresia ble señorito y señorita / Me a legrare que a al escrivo de estas
Seayen uste de bueno elniño sigue / M uibien y llo y gualmente pa
ralo que ustedes gusten manda / que loare con muncho gusto y fi
nabolunta y el cora son en / susitio . . .
Sabran uste des como / Juanito pue de comer unros que
tella que ar roto otro diente / cosarara en niños en loque e
bito no ebito otro tan raroco /mo el en vede e cha alabera de los
cormillo para ron pe ese dien /te aesta do dos dia estreñido ni
llora niestan incomodo des / pue loaecho do beses cadadia
agase lo uste saber al señorito / para que notenga el corazón tan
encojio . . .
Sin
prejuicios por la ortografía, la carta está llena de ingenuidad, afecto y
simpatía.
José escribió: 28 de enero de 1886.- A las cuatro de la madrugada de este día falleció en el Molino (Viejo) de Arcos donde estaba encargado, nuestro buen criado Pedro Bocio Martagón, modelo de hombres honrados y de servidores leales.
Nuevas obras en el Molino Viejo. Su mecanización.
Foto: El Molino Viejo con los molineros prensando aceitunas en la moderna prensa de engranaje. Autor: Francisco Caballero-Infante Soldado. Finales s. XIX principios s. XX. Archivo Velázquez-Gaztelu Vecina.
En setiembre de 1890, en la fundición de San Clemente de Sevilla Pando, Rodríguez y García, se estaban fabricando las piezas de la moderna prensa de engranaje para el Molino Viejo, que iba a sustituir o al menos complementar a la antigua prensa de viga que ya existía. Mientras que en la prensa de viga sólo podían entrar 20 o 25 fanegas de aceituna diarias, para producir 10 o 12 @ de aceite, en la nueva prensa podían entrar hasta 70 fanegas al día, que producían más de 40 @. El beneficio no era solamente por la cantidad de aceite que podía salir, sino también por su calidad, ya que en este proceso, al ser más rápido, la aceituna permanecía menos tiempo en las trojes y evitaba su fermentación. Por el contrario en el caso de la prensa de viga, al ser más lenta, la aceituna se quedaba demasiado tiempo entrojada, fermentando y en consecuencia pudriéndose y disminuyendo considerablemente su calidad. El 2 de octubre de 1890, para el montaje de la prensa de engranaje, la fundición San Clemente envió desde Sevilla a un oficial llamado Castro que residió en Arcos mientras duró esta operación. Una vez instalada la prensa y con el anterior remozamiento que se llevó a cabo en el año 1885, el Molino Viejo funcionaba con total eficacia, no obstante, al año siguiente, José llevó a cabo la construcción de otro moderno molino que le llamó el Molino Nuevo y otras veces el Molino del Puente.
Foto: Trabajadores en el molino comiendo a la manera de "Cucharón y paso atrás". Autor: Francisco Caballero-Infante Soldado. Archivo Velázquez-Gaztelu Vecina.
LA CASA
Casa y Molino Nuevo se construyeron simultáneamente, pero José en sus escritos, al referirse a la casa del Barrio Bajo, la nombró siempre por "El Molino", lo cual ha dado lugar a cierta confusión a la hora de diferenciar entre lo que es la Casa propiamente dicha y por otro lado los Molinos Viejo y Nuevo.
Por ejemplo: 25 de setiembre de 1891 - . . .el altar del
oratorio del Molino (Evidentemente
se trata del oratorio de la casa). 20 de abril de
1891. . .cuatro piedras para el Molino (Se refiere al Molino Nuevo). 11 de agosto 1891. . . los azulejos de la
escalera del Molino (El Molino no tenía azulejos. Se refiere
a la casa, que aún conserva en parte de la modificada escalera unos bonitos azulejos
pintados a mano)
Comienzan las obras.
No es hasta el 4 de febrero de 1891 cuando verdaderamente empezaron las obras de la casa y Molino Nuevo. José escribió: 4 de febrero de 1891.- Comenzó en Arcos la obra del Molino (y casa). Se dijo una misa en La Caridad a la que asistieron sirvientes y operarios y se hizo un guiso de carne a la gente y albañiles.
Foto: Recibo de los ladrillos comprados a Miguel troncoso para el inicio de la obra. Archivo Velázquez-Gaztelu.
El día antes José había comprado
10.000 ladrillos de mesa en la fábrica de Miguel Troncoso Real de Arcos para
empezar la obra. Su coste fue de 1.700
reales. El personal de la obra estaba compuesto por un maestro, que era similar a un arquitecto técnico de la actualidad, en este caso era José de Quesada, un encargado de nombre Manuel Mariscal Jiménez, de 4 a 7 oficiales, entre 11 y 15 peones, además de los carpinteros, herreros, carreros y demás obreros.
En febrero de 1891, José hizo un pedido de 163 viguetas de acero Bessemer para los techos de la Casa en la Tenería, por conducto de J.M. Ybarra e Hijos de Sevilla, a la Sociedad de Altos Hornos de Bilbao. El 21 de ese mes se embarcaron en esta ciudad las viguetas en el vapor Triana con destino a Sevilla y el día 2 de marzo ya estaba José en el muelle sevillano viendo desembarcarlas. Las viguetas costaron 1.509,24 ptas. Desde Sevilla se transportaron en tren hasta Jerez y el día 6, Berrocal, carrero y arriero del Molino, llegó a la estación de Jerez con un carro a cargar las viguetas pero, debido a su peso, fue necesario que Salvador Bolinches al día siguiente tomara dos carros más para el transporte hasta Arcos, cuyo alquiler supuso un gasto de 25 duros.
Llegaron los azulejos de Sevilla comprados a Hijo de Miguel Díez en la calle Puente y Pellón nº 6 y se concluyó la escalera. Se echó cemento en la galería baja y se trajo a un pintor sevillano llamado Antonio Antón con su ayudante para pintar y decorar techos y paredes. Se hicieron otras muchas compras en el Bazar Sevillano y La Llave, todo se empaquetó y se envió a Arcos. En Sevilla se compraron algunos muebles para la casa, pero el grueso de los muebles procedía de la herencia de la familia Zapata y posteriormente de Gertrudis Zuazo Zuazo, llamada familiarmente por José "tía Tula" y por su hijo José María "Abuelita", que a su fallecimiento el 28 de octubre de 1905, les dejó en herencia, entre otras muchísimas cosas, los dos bonitos espejos y consolas doradas que ellos colocaron en el salón de abajo.
Posteriormente José María, el hijo mayor de José escribió: 31 de mayo de 1906 - La bodega está llena de muebles de la abuelita (Gertrudis Zuazo Zuazo) embalados. Se sacaron algunas butacas. De la bodega llevamos con seis hombres las cómodas del oratorio a la alcoba de bóveda y sacamos los ornamentos de la abuelita que se guardaron. 22 de junio de 1906 - Continuamos con el carpintero desembalando los muebles de la abuelita y colocamos un espejo en el salón. 23 de junio de 1906 - Se colgó el segundo espejo en el salón, se pusieron dos cuadros, y en la alcoba de bóveda, sobre las cómodas, la urna del Señor de la Salud y la Santísima Virgen.
El 31 de octubre de 1891 concluyó la obra de la Casa y Molino Nuevo. José con toda la familia se quedó en Sevilla atrasando su viaje por haber tenido noticias de que en Arcos había difteria. En la casa de Arcos, el Padre Guzmán y el Padre Fernando Veas, acompañados de Manuel Mariscal, encargado de la obra, junto con todos los albañiles, bautizaron el edificio. Transcribimos parte de la carta que Manuel Mariscal remite a José por este motivo: . . . Es ta noche se a ba ustisado el caserio a bitacion pora bitacion to do lo an escho perfeta mente bien meno el Horatorio puesdise que no pueden le di un poquito de vino y no lo bebio mas que padre guman y como no a bio en Arcos sar chichon con pre choriso bueno pero no lo proba ron y el bino una botella de bueno se bevio dos copa . . . Y en sus cuentas: 31 de octubre de 1891 – una botella vino para los padre. . . . 3,60 reales.
Pocos días después, José partió para Arcos, quedando su familia en Sevilla.
El 21 de noviembre, salió de Sevilla para Arcos Isabel, con todos los niños (José María, Juan José, María Josefa y Francisco Javier) en compañía de su hermano Pancho y la hija de éste: Paca (Francisca Caballero-Infante Soldado) en el tren Exprés hasta Jerez. Llegaron a Arcos y los esperaban a la entrada del pueblo José y su primo, el padre Fernando Veas. Llegaron al Barrio Bajo gustándole mucho a todos la casa nueva y molinos nuevos.
Foto: La casa construida por José. Autor: Francisco Caballero-Infante Soldado (?). Finales del s. XIX. Archivo Velázquez-Gaztelu Vecina.
Foto: La casa del Barrio Bajo en la actualiad.
Con frecuencia toda la familia daba bonitos paseos saliendo de la casa por el Puente de piedra montados: unos en burro, otros en mulos, otros a caballo, otros a pie y el hijo de José, José María, en su jaca. Sus destinos eran: Río Frío, El Pilar de las Vegas de Cobiche, Los Cabezuelos, El Torilejo, Barrancos, El Romeral, El Santiscal, etc. La prima de José, Ana Velázquez-Gaztelu Bernedes, V marquesa de Campo Ameno y su marido Prudencio Mudarra Párraga a menudo visitaban a su familia en Arcos y pasaban temporadas con ellos dando largos paseos en bestias por los alrededores.
Un intento de robo y secuestro.
Recibó la madre de José, María Josefa Zapata Bravo, una carta anónima y sin fecha referente a un intento de robo en la casa del Barrio Bajo, además de un posible secuestro que se iba a perpetrar en la persona de su nieto Lorenzo Velázquez-Gaztelu Mateos, sobrino de José e Isabel, que vivía con su abuela María Josefa Zapata a raiz del fallecimiento de su padre Lorenzo Velázquez-Gaztelu Zapata. La transcripción de la carta es como sigue:
Sra Dª Maria Zapata. Dª Maria por casualidá anoche junto a San Agustin me enteré que trataban una noche de estas de robar la casa de su hijo de usté y de secuestrá al nieto que vive con usté. Digaselo uste para que no salga de noche. Aunque uste no se acordará de mi yo la conosco á usté y á su familia de áce muchos años y no boy a decirselo yo misma por temor de que me descubran y sepan que yo le doy este abiso ni le digo a ustedes mi nombre. Tener mucho cuidado. Los dos son de Orbera uno es arto, viste de negro con chaqueta corta y el otro es más bajo y metido en carne.
Afortunadamente, ni el robo ni el secuestro se llevaron a cabo.
El antiguo Oratorio.
En el informe de la inspección de este primer oratorio, erigido por José, que realizó el R.P. Vicente Alonso, Rector de los Escolapios de Sevilla, el 2 de enero de 1892, el cual transcribiremos en su totalidad más adelante, consta que este primer Oratorio . . . es del todo independiente y extraño a todo uso profano. No tiene encima habitación ni vivienda alguna . . .
Posteriormente, en un artículo del periódico El Correo de Cádiz de fecha 10 de julio de 1910, su corresponsal en Arcos, refiriéndose a la bendición del nuevo oratorio, escribía . . . En la antigua y hermosa finca del barrio bajo que perteneció al respetable arcobricense don José Velázquez Zapata . . . ha tenido hoy (fue el día 6) lugar la bendición del oratorio, el mismo que existía antes de que la casa experimentara las extraordinarias reformas. . .
De lo cual se desprende que el antiguo Oratorio estaba en el piso primero y que el nuevo Oratorio era el mismo que el antiguo, después de haber gozado de una reforma de embellecimiento a raiz de la muerte de José.
El 31 de agosto de 1891 en Sevilla, Pancho, (Francisco Caballero-Infante Zuazo, hermano de Isabel, en lo sucesivo Pancho) José y Salvador Bolinches compraron en casa de Tapia "los objetos del altar" cuyo precio fue de 800 reales de vellón. Al día siguiente lo embalaron y enviaron a Arcos.
Foto: Factura de la casa de Tapia de la compra de los "objetos para el altar". Archivo Velázquez-Gaztelu.
La Casa de Tapia, regentada por Manuel Tapia Cortés, era un establecimiento de muebles y antigüedades situado en la plaza del Duque de la Victoria nº 5, lindando con la casa-palacio de Gertrudis Zuazo Zuazo, que era el número 7 antiguo o 6 moderno de dicha plaza.
Al final de setiembre de ese año, José marchó a Sevilla para hacer ciertas compras para la Casa y Oratorio y organizar la mudanza desde Sevilla a Arcos. Se empaquetaron los armarios y la cama de José María (Su hijo). Pancho les llevó el ara consagrada para el altar del Oratorio y éste con su hermana Isabel y los hijos de ésta: José María, Juan José y María Josefa, compraron todos los ornamentos litúrgicos necesarios.
Foto: Factura de la compra del cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Archivo Velázquez-Gaztelu.Se recibió el cuadro al óleo del Sagrado Corazón de Jesús concluido, encargado por José, al que él, así como toda la familia, le tenían una gran devoción. El cuadro, que costó 640 reales de vellón, se compró en la tienda del dorador y constructor de retablos Julio Rossy de Sevilla, en calle Sierpes nº 32. Es probable que el retablo que encuadra al Sagrado Corazón, se adquiriera también en esta tienda.
El 26 de Diciembre de 1891, fue la familia en comitiva a la carretera a esperar a Pancho, a su hijo Paco Caballero-Infante Soldado, a Antonio Gómez Bueno, que era el administrador de la Hacienda de Montemayor y al Reverendo Padre Vicente Alonso que venía con la comisión de inspeccionar el Oratorio y celebrar la primera misa. El día 27 de diciembre José anotó: A las nueve y media de la mañana el Sr. Rector de los Escolapios de Sevilla, el R.P. Vicente Alonso, dijo la primera misa en el Oratorio del Molino (se refiere a la casa) de Arcos, recibiendo en ella todos nosotros y sirvientes la Sagrada Comunión y dando gracias a Dios por el favor e insigne honra que nos dispensaba al aparecer y permitir su culto en nuestra propia morada. Tuvimos una pequeña fiesta de palillos por la noche bailando los niños.
El resultado de la
inspección al Oratorio, ordenada por el arzobispo de Sevilla Benito Sanz y
Forés, realizada por el R.P. Vicente Alonso es el siguiente:
En cumplimiento de la anterior comisión, con que V.E. se ha dignado honrarme, he visitado detenidamente el local destinado por los S.S. D. José Velázquez-Gaztelu y su dignísima Sra. Dª Isabel Caballero-Infante para Oratorio en su Casa-Fábrica de Arcos de la Frontera, en esta Diócesis, y lo he encontrado perfectamente ajustado y conforme con las prescripciones litúrgicas. Dicho local es del todo independiente y extraño a todo uso profano. No tiene encima habitación ni vivienda alguna y está ornado y decorado con el piadoso y exquisito gusto que caracteriza a sus ilustres Dueños. Contiene todo lo necesario para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa: mesa de altar sólida, bellísimo retablo del Sagrado Corazón de Jesús, ara consagrada con reliquias, manteles suficientes, sacras, misal, vinajeras, cáliz con patena, etc. según exigen las rúbricas, y en fin todos los utensilios y ornamentos completos, esmeradamente confeccionados, limpios y custodiados. En testimonio de todo lo cual suscribo y firmo este resultado de mi comisión para los efectos que V.E. estime conveniente. Dios guarde a V.E. Itma. ms. años. Sevilla y enero 2 de 1892. Firmado Vicente Alonso rector del Colº . . .
El día 6 de julo de 1910, ya había fallecido José, José María, su hijo mayor, escribía: En tres carruajes fuimos al barrio bajo (José María y Paca vivían entonces en la calle Deán Espinosa, 7, en el Barrio Alto de Arcos) Paca y yo y los niños, toda la familia Piña, el Arcipreste, D. Bartolo y el P. Guzmán. Tuvo lugar la bendición en el Molino (se refiere a la casa) del nuevo Oratorio. El periódico El Correo de Cádiz editó un artículo de su corresponsal en Arcos referente a la bendición de este nuevo Oratorio que publicamos a continuación.
Fiesta íntima. En la antigua y hermosa finca del barrio bajo que perteneció al respetable arcobricense don José Velázquez y Zapata, ocupada ahora por sus hijos solteros, señorita María Josefa y don Juan José, ha tenido hoy lugar la bendición del oratorio, el mismo que existía antes de que la casa experimentara las extraordinarias reformas de embellecimiento y ornato que durante largo tiempo se han practicado en ella y acaban de terminar.
Aparece al fondo de la capillita un severo altar en el cual se venera la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, trazada sobre el lienzo con tonos de inspirada belleza cristiana, y a los pies, preciosa talla de Nuestra Señora de Lourdes . . .
Foto: Capilla de Nuestra Señora de Lourdes en el Oratorio de la casa el Barrio Bajo.
Procedió a la bendición con arreglo a rúbricas el ilustrado Sr. Arcipreste D. Manuel Farfán Olavarrieta, acompañándole los presbíteros D. José Guzmán Cordero y D. Bartolomé Orellana, celebrándose acto seguido el Santo Sacrificio por el muy ilustre señor dignidad de arcediano de Tortosa, paisano nuestro D. Antonio Piña García. . . Dentro de la Misa se distribuyó el Pan Eucarístico que recibieron con verdadera piedad y devoción de creyentes los dueños de la casa (Juan José y María Josefa), D. José María Velázquez y señora, Manuela Piña García, viuda de Maruri, sus hijos Stas. Concha, Maria Pepa y Antonio, el respetable anciano D. Antonio Piña Guerra, el distinguido joven D. José Gutiérrez Martel, la señora viuda de Velázquez-Gaztelu doña Rosario Mateos Téllez-Girón y su hija Carmen, parientas próximas de los dueños de la casa, con quienes habitan . . .
Y finalmente el suceso del día se coronó con un espléndido almuerzo, servido en el bien acondicionado comedor de la casa, y en el que los amables anfitriones colmaron de exquisitas atenciones a sus invitados.
La Calleja sin nombre.
Entre la casa en cuestión y la contigua, propiedad de la familia Ferrer, que fue fábrica de corchos, existía un callejón que no tenía nombre, ni tránsito de personas, que era más bien un almizcate que una calleja. José gestionó su compra al Ayuntamieto y se repartió entre los colindantes.
José, en una instancia dirigida al Ayuntamiento de Arcos, escribió: . . . con el debido respeto expone: que es poseedor a título de dueño del edificio marcado con el número 1 del Llano de la Caridad en el Barrio Bajo de esa localidad y de unos solares anexos en calle Hospital: que inmediato a estos edificios entre los mismos y el que pertenece a Dn. Juan Ferrer, hoy a su testamentaría, destinado a fábrica de corchos, existe una parcela de terreno erial del dicho Llano de la Caridad que forma callejón sin nombre por donde corren los alperchines del molino del dicente sin otra aplicación . . . en tales condiciones el mencionado terreno es un lugar completamente abandonado donde se depositan basuras y por la noche un sitio tenebroso que constituye un peligro para los edificios mencionados . . . el exponente se halla dispuesto a solicitar su compra por el precio de su valor real . . .
Posteriormente, en otro escrito, José anotó: La división de la Calleja sin nombre cedida por el Ayuntamiento de Arcos por mitad y de mancomún a la Sra. Dª Juana Ferrer de la Calle, viuda de Ferrer y Dª Rosario Ferrer Ruiz de una parte y a Dn. José Velázquez-Gaztelu Zapata de la otra por escritura otorgada en Arcos ante Dn. Miguel Mancheño Olivares. . .
La Calleja fue adquirida por ambas partes al Ayuntamiento por el precio de una peseta por metro cuadrado en el mes de abril de 1892.
La iluminación con acetileno.
El día 4 de noviembre de 1899 llegó a la casa, procedente de Sevilla, Juan Ontorube, que fue el encargado de hacer la instalación del gas acetileno para la iluminación tanto en la totalidad de la casa como en el Molino. Este gas se producía dentro del propio edificio por medio de un depósito que contenía carburo cálcico el cual, al mezclarlo con agua, producía el gas acetileno que, conducido a través de una delgada tubería de plomo, llegaba hasta las lámparas especiales dispuestas en sitios estratégicos.
Foto: Lámpara de gas acetileno.
EL MOLINO NUEVO
La prensa hidráulica, caldera, armazón, alfanje, tolvas de rulo, platos, bomba de volante, ejes, y demás piezas, que se encargaron el 28 de enero de 1891 para el Molino Nuevo a la Fundición de San Clemente, llegaron a Arcos el 21 de agosto en tres carros desde Jerez, donde llegaron en tren procedente de Sevilla. A Arcos llegó, igual que para el Molino Viejo, el Oficial Castro para la instalación de la prensa hidráulica y montura de los herrajes para los dos rulos. Tardó 23 días en el montaje de todas las máquinas, cobrando la cantidad de 690 reales. La factura de la compra de todo el material ascendió a 28.255,50 reales.
El día 7 de noviembre José se trasladó a Arcos para poner en funcionamiento el Molino Nuevo. El resto de la familia se quedó en Sevilla.
El 12 de noviembre de 1891, se estrenó el Molino Nuevo y por primer día, se molieron 60 fanegas de aceituna, de cosecha propia y del magnífico olivar del Torilejo. Ese día tuvo José muchas visitas (Isabel se encontraba en Sevilla): El Sr. Vicario, el Marqués de Torre Soto, la familia Ramírez-Cárdenas, José María Villegas, Miguel Mancheño Olivares, Isabel Zapata Romero de Aragón, Francisco Entrambasaguas (padre), Manuel García de Soria y la familia Ferrer.
A primeros de diciembre se molió la última aceituna de los dos molinos y el día 24 por la noche se hicieron buñuelos, los niños cantaron y bailaron en la sala de las bodegas donde el cura Luis Trujillo puso un nacimiento.
Problemas en el Torilejo a causa de la calamidad.
El mes de diciembre de 1893 fue problemático para el olivar del Torilejo pues, debido a la calamidad reinante en Arcos, los jornaleros se lanzaron invadiendo los olivares, robando aceitunas y causando mucho daño a los olivos por lo que tuvo que intervenir la Guardia Civil y hubo que contratar a ocho guardas con escopetas para que no se llevaran la cosecha. Al final hubo un acuerdo, José pactó con los jornaleros y fueron ellos mismos los que cosecharon la aceituna y a pesar de este problema, la cosecha fue muy buena, se recolectaron 2.510,50 fanegas de aceituna que dieron 1.804,25 @ de aceite, pero la cogida fue muy cara por mor de la guardería.
Por esas fechas el periódico El Arcobricense en un artículo titulado "Donde empieza el Africa" publicó lo siguiente: Desde hace algunos días, hordas numerosas de gente atropellan la propiedad ajena, arrollan a los guardas particulares, desobedecen y burlan a los agentes de la autoridad, maltratan y desgajan los olivares y roban la aceituna . . . Nos consta que nuestra Alcaldía ha puesto en conocimiento del Sr. Ministro de Gobernación y del Gobernador de la provincia tan vandálicos hechos, y creemos que está en camino la Fuerza del Ejército y de la Guardia Civil que ha de ponerles coto.
Posteriormente, en el año 1900, la Asociación de Propietarios y Colonos de olivares, con el fin de evitar cualquier tipo de daño en los predios de olivar, crearon una partida de guardas para vigilar los mismos.
El 9 de septiembre de 1900 en Arcos de la Frontera se publicó una hoja con unas "Bases" acordadas por los propietarios y colonos de olivares, con el fin de establecer los medios de defensa de sus intereses y evitar los robos, hurtos y daños que suelen ocasionarse en los predios de olivar, durante el período de recolección de aceituna: Base1ª. Se creará una partida de guardas a caballo que vigilen los olivares de los señores que suscriban estas bases. . . Base 8ª. Además de la partida rural antes mencionada, los propietarios o colonos de olivares exigirán de sus guardas particulares que vigilen con el mayor celo para evitar cualquier abuso, daño o delito que se cometa, no solo en su predio particular, sino en los colindantes de asociados . . .
La primera bodega
En julio de 1893 José decidió emprender el negocio de vinos, por lo que el día 22 de ese mes se desplazó a Jerez, a la tonelería de José Luna, en la calle Zaragoza, donde compró 40 botas para vino al precio de 9 duros la unidad. El transporte hasta Arcos se hizo en un carro que salió de Jerez a las siete de la tarde y no llegó a la Bodega hasta las nueve de la noche del día siguiente, el problema fue que el carro se quedó atascado en el río en el vado de la Molina y hubo mucha dificultad para sacarlo.
No poseemos datos suficientes sobre dónde estaba ubicada esta primera bodega, sabemos que estaba dentro del recinto del Molino Nuevo y con características de una bodega provisional ya que José tenía en mente la construcción, en un futuro próximo, de una gran bodega. Pensamos que esta bodega era más bien reducida, si la comparamos con la que posteriormente construyó.
El 31 de agosto de 1893, el Padre Guzmán pasó el día en la casa del Barrio Bajo donde se encontraba toda la familia, dijo misa en el Oratorio y bendijo el lagar, patio de trojes y bodega, y al día siguiente se comenzó a pisar uva por primera vez que duró hasta el día 20 de setiembre. Entraron en los lagares 5.298 @ de uva de las variedades: Palomino, Pedro Jiménez, Perruno, Mollar y Mantúo, que eran pisadas a pie por dos hombres en un solo lagar, habiendo sido previamente seleccionadas por 15 mujeres expurgadoras. El resultado de la vendimia fue el siguiente: 45 botas de vino blanco de una sola clase, 13 botas de vino mollar, 7 botas de vinagre y 10 botas y media de caldo de lías.
José escribió unos interesantísimos Apuntes sobre la vendimia del año 1893 y 1894, con datos referentes a la influencia de la meteorología sobre las viñas y el proceso de creación del vino en bodega, de la uva entrada en los lagares: cantidad de uva, nombre de los viticultores, clases de uva, nombre de las viñas de donde procedía y fechas. También anotó las salidas de vino de la bodega con sus precios, trabajos efectuados en ella, aforos de la bodega, inventario de la bodega: botas, medias, cuartas, bocoyes, tinas, jarras, jarrones, canoas, tinacos, damajuanas, aspillas, cuarterolas, bigornia, y un sinfín de útiles y recipientes, en desuso actualmente, cuyos nombres nos suenan al pasado. José resume la primera vendimia de la siguiente manera:
El tiempo favorable a las operaciones de la vendimia. La uva dando poco
rendimiento pues se necesitaban 3 arrobas para una de mosto; éste de buena
calidad, marcando en el pesa-mosto: el procedente de la uva Pedro Jiménez 16º;
el mollar 14º y 15º; el palomino 14º y los demás 12º y 13º. Todo se recibió
sobre vasijas nuevas jerezanas y tres bocoyes – Se llenaron 64 botas y casi dos
bocoyes de yema, 6 botas de aguapié y 7 y media de vinagre. A la yema fue el
pie y los dos apretones de la prensa-husillo del lagar. La uva vino a resultar
a 0,65 ptas. y el mosto de yema a 2,62 ptas. La uva de Arcos se pagó a 0,50 en
los lagares de Misa hasta 0,87 en el de Hierro por clases. ¡Que Dios favorezca
nuestros primeros vinos!
Una vez concluidas las operaciones de la vendimia, toda la familia se marchó a Sevilla, quedando como encargado de la bodega Francisco Villegas. El 26 de setiembre de 1893, José contó en sus escritos su partida para Sevilla: Subimos en las bestias por la Molina, tomamos el coche de Morilla en la Glorieta, llegando todos con felicidad a Jerez a las 2 y media de la tarde, comimos en la estación, nos metimos en el expres y llegamos a Sevilla a las 6 de la tarde, gracias a Dios. Su llegada a Sevilla coincidió con la feria a la cual todos eran muy “aficionados”. En Sevilla, el día 29 fueron a los toros a la Maestranza con Juan José (hijo de José) y los criados, donde se lidiaron toros de Anastasio Martín García para los matadores Espartero, Guerra y Bombita, este último tomó la alternativa del primero de ellos. José María y Juan José fueron otro día a la plaza de toros a ver la lucha de un toro con un oso, que resultó una paparrucha, como apuntaba José. En la feria frecuentaban la caseta del Círculo de Labradores, donde se reunían con las muchas amistades y familiares que allí tenían.
José salió de Sevilla para Arcos, para atender la bodega, el día 10 de noviembre con su padre político Nicomedes, su hijo José María, La Berrocala y Manolito Ramírez. Isabel se quedó en Sevilla con el resto de los niños. El día 20 de noviembre de 1893 se bebió por primera vez el vino de la bodega. Transcurrieron unos días y llegaron a Arcos, procedentes de Sevilla: Isabel con los niños, Ana Campo Ameno y su marido Prudencio Mudarra Párraga, para pasar una temporada en la casa del Barrio Bajo, donde allí se encontraba Nicomedes. El día 8 de diciembre escribió José: A la una y media fuimos todos en bestias al Torilejo acompañados de Ana y Prudencio volviéndonos por la Vegas de Cobiche . Por la noche tuvimos fiesta de palillos tomando parte el Chulo, Serengue y Martel a quien hubo que llevar a su viña. Y es que el mosto hay que beberlo con mucha prudencia.
La nueva bodega llamada Bodega del Puente.
Anteriormente, en el transcurso del año 1892, José había adquirido por compra varias propiedades anejas a los molinos y a la casa. El 6 de enero compró un solar conocido por La Bodeguilla a María Josefa Veas, viuda de Montero de 107,59 m2, valorado en 170 ptas. El 20 de mayo compró otro solar y corral contiguo al anterior a Manuel Armario Quiñones con una superficie de 213,50 m2 cuyo precio fue de 325 ptas. El día 24 de ese mes se empezó a derribar este corral y el 9 de setiembre adquirió, por compra también, un terreno cercado de pitas (chumberas) con una pequeña casa, contiguo a las dos fincas anteriores, en la calle Hospital, a Antonio Camarena Armario con una extensión superficial de 373,80 m2 por la cantidad de 1.000 ptas. La unión de todos estos terrenos iba a ser el solar donde José, en el año 1894, construiría la bodega nueva que la llamó La Bodega del Puente y un amplio patio de trojes para los dos molinos. Lo primero que se hizo fue cercar este solar de 694,89 m2 con un muro alrededor y más tarde, construir en su interior la nueva bodega.
Foto: Plano de la Bodega del Puente y patio de trojes de los molinos, realizado por el maestro de obras José de Quesada. Archivo Velázquez-Gaztelu.
Mientras José estaba en Sevilla, toda la obra estuvo dirigida por el Maestro Quesada por contratos entre ellos, con fechas 4 de febrero de 1893, 6 de febrero y 14 de mayo de 1894. Se construyeron galerías de arcadas techadas por el procedimiento de ladrillo por tabla y teja, para protección de las trojes, nave para la bodega, local para el despacho de vinos, vinagre y aguardiente y un gran patio en su centro. En agosto de 1894 se aumentó el personal de la obra de la bodega y se adelantó bastante. El día 12 de ese mes se abrió la bodega donde Salvador Bolinches se hizo cargo del despacho de vinos.
Foto: Etiqueta de vino mollar de la Bodega del Puente. Vemos el "logo" de la empresa, enmarcado en rojo, el mismo del "hierro" del ganado y caballería de la propiedad de José.
La uva mollar, hoy prácticamente desaparecida de la zona, producía un mosto y un vino que se llamaba popularmente “Ojo de gallo” por su bonito color rosado y de una gran calidad, con 14 ó 15 grados de alcohol, exteriormente parecida a la uva tinta, pero la diferencia estriba en que ésta produce un mosto color tinto, a diferencia de la mollar que, tanto el mosto como el vino, es de color rosado.
Foto: Racimo de uva mollar procedente de la viña de Juan Platera en Arcos de la Frontera.
En el año 1893, en Arcos existían 12 viñas, entre ellas Concejo, que cultivaban esta variedad. José es la única persona en toda la historia de Arcos, que ha embotellado y comercializado este vino. Actualmente en Arcos de la Frontera son muy escasas las cepas de esta variedad y los viticultores la mezclan con la uva palomino para hacer sus mostos.
José compró en Sevilla al calderero Pons dos alambiques con sus respectivas calderas, que costaron 3.000 reales de vellón y se colocaron en la destilería.
Foto: Recibo de la compra de dos calderas-alambiques. Archivo Velázquez-Gaztelu.
La vendimia de 1894 fue muy buena, la uva escasa pero bien medrada y en completo estado de madurez. En la Bodega Nueva se empezó a pisar el día 11 de septiembre, en dos lagares, con dos pisadores en cada uno y se pagó a razón de 2 ptas. por carretada. Trabajaron también dos mosteadores que se les pagó a 2,50 ptas. cada uno y 6 mujeres expurgadoras a 0,90 ptas. La vendimia concluyó el 24 de ese mes y el día 4 de octubre toda la familia salió de Arcos para Sevilla. Así lo escribió José: El mes de septiembre lo pasamos en Arcos y dejamos organizado y en marcha nuestro negocio de vinos. Salimos de Arcos en bestias por la Molina. Tomamos el carruaje (de Morilla) en el Camino de Jerez a donde llegamos a las 2 de la tarde. Allí comimos en el Retaurant de la estación. Tomamos el expres que nos trajo a Sevilla con felicidad. En Sevilla pasaron una temporada de mes y medio y toda la familia volvió a Arcos acompañada de Ana Campo Ameno.
Los regalos de vino que hacía José, eran numerosísimos. Así lo escribió él mismo: 28 de septiembre 1895 - Se enviaron de regalo a tía Joaquina (Zapata Bravo) y a los Ramírez Cárdenas 2 @ de vino. 5 de octubre de 1895 - Se enviaron a los padres Laduz y Guzman 2 arrobas de vino. 7 de octubre de 1895 - Se regalaron 2 @ de vino al Sr. Arcipreste y al padre D. Francisco Ruiz. 9 de noviembre e 1897 - Se enviaron a tía Tula (Gertrudis Zuazo Zuazo) 2 @ de vino blanco, 2 de mollar y 2 de vinagre superior. 12 de noviembre de 1898 - Se enviaron de regalo a tía Tula un barril con 2 @ de amontillado, una damajuana con 1 @ de mollar y un barril con vino dulce. 10 de septiembre de 1899 - Se envió a las monjas de la Encarnación 1 @ de vino.
Foto: Etiqueta de vino amontillado fino de la Bodega del Puente.
Para el deslío de mostos, el 31 de diciembre de 1894 estaban los operarios: Ambrosio Casal, que era arrumbador de la casa Misa de Jerez, y Francisco Villegas en la bodega, Manuel Mariscal, Curro Salas y Antonio Berrocal en el lavado de botas. Se hicieron en el nuevo alambique 3 botas y media de alcohol de 29º quemando los aguapiés y cinco botas de vino. Este alcohol, se volvía a destilar, esta vez añadiéndole anís verde, llamado también matalahuga, o anís estrellado y así obtener el anís puro de uva. El día 7 se setiembre se probaron los alambiques y salieron 9 @ y media de aguardiente.
Foto: En el patio del molino, José María Velázquez-Gaztelu Caballero-Infante, hijo mayor de José montado en su jaca. Autor: Francisco Caballero-Infante Soldado. Primeros años del s. XX. Archivo Velázquez-Gaztelu Vecina.